En el taller, se trabaja a fuego lento. Allí la joya se hace realidad.
Se empieza por el metal:
Se funde, se moldea y se talla. Así se construye la base arquitectónica que será marco de las piedras preciosas.
El oficio minucioso se siente en cada parte del proceso. El siguiente paso, las piedras se engastan con cuidado.
Tras 80 años, se mantiene el
compromiso artesanal y la búsqueda
continua de la excelencia.